Adyacentes

-“Cuéntales que fui el lugar mas calido que conociste y que me dejaste helada...-“
Sus palabras retumbaron en el silencio y en el vacío. Adyacentes de cordura. Sus ojos habían marchitado tras una larga noche de espera brutal aguardando algún cambio, alguna señal que pudiese hacer de su alma un lugar más tranquilo.
Lo espero, cómo se espera el viernes por la tarde, cómo se espera un tren hacia media luz, cómo se espera el día o la noche. Lo espero, pero jamás llego.
Destrozada se armó de valor y se miró al espejo. Se dijo así misma -Es la última vez. Se desató el pelo secando su rostro, pinto una sonrisa dio vuelta y se fue.
Caminaba por la vida con el alma rota, de tantos fracasos ya no podía más, ella lo intentaba marcando sus pasos, buscando su rostro en cada lugar.
Fue pasando el tiempo por fin lo acepto. No puedes amar si no es por dos.
Una flor tan bella de invierno y enero, un alma tan pura, cristales y piel. Una vieja amiga. Un alma perdida. Un ser bondadoso buscando querer.
Ya no esperes, ya no llores, yo seré tu hombro en tiempos de sed.
-O.F.

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